“Los españoles no podremos ser felices hasta que no nos libremos de los corruptos… y de los caciques”
A veces hay que empezar por el
final para abarcar desde el principio lo que se quiere contar. Por ello he
citado dos de las frases más reveladoras de la obra de teatro Los Caciques, de
la que os voy a hablar a continuación.
La del título es la que da inicio a la representación teatral, mientras que la del subtítulo es la frase final que cierra una de las sátiras más aguda, más cercana y más divertida, aunque dolorosamente real, que he podido ver sobre los escenarios madrileños.
La del título es la que da inicio a la representación teatral, mientras que la del subtítulo es la frase final que cierra una de las sátiras más aguda, más cercana y más divertida, aunque dolorosamente real, que he podido ver sobre los escenarios madrileños.
Los Caciques, acogida sobre los
escenarios del Teatro María Guerrero representa sobre su sala principal a una
pequeña ciudad española en la que los presupuestos se han gestionado alegremente
durante los últimos 20 años. Ante la llegada inesperada desde la capital de un
inspector dispuesto a poner patas arriba todas las cuentas, la historia se irá
enredando para un publico que, entre risas, esperará pendiente de la obra a ver
cómo resuelven los personajes el embrollo que se ha ido montando. El enredo que
compone la divertida trama y que fue urdido, de forma extremadamente hábil, por
el dramaturgo costumbrista Carlos Arniches mostrará la capacidad del humor para
convertirse en un arma que, en las manos adecuadas, ayudará a retratar los
problemas de la sociedad como es el de la corrupción.
Esta obra, que ha vuelto a escena
con motivo del 150 aniversario del nacimiento de su autor, ha sido actualizada
por Juanjo Seoane y Ángel Fernández Montesinos, pero no por ello pierde valor:
sigue manteniendo su esencia y va un paso más allá enlazándolo con la
corrupción en la que se han visto envueltos los ayuntamientos a través de unas
proyecciones completamente reales y de nuestros tiempos.
Realidad y actualidad en estado
puro es lo que veremos a pesar de que la obra esté escrita en 1920, pues realmente
podría ser una obra escrita para retratar la situación actual y, sin embargo,
te encuentras con que tiene 95 años. Aun así la historia y lo que estamos
viendo representado es perfectamente capaz de retratar el escenario que se vive
en nuestros días, lo que remarca la vigencia del obra y de su autor, así como
un pensamiento sobre hasta qué punto hemos evolucionado o hemos conseguido que,
realmente, las cosas cambien.
Los Caciques es una obra
imperecedera quizás como el propio tema central de su obra: la corrupción, que
parece sobrevivir en el tiempo mientras un político tras otro la siguen
ejerciendo como parte de su cargo con total impunidad; una obra que, por lo
tanto, toda persona con conciencia social y, sobretodo, con humor debería ir a
ver.
Otra cosa que me ha gustado mucho
es cómo cambian los espacios en los que se suceden las escenas, ya que lo hacen
con ingenio y creatividad, utilizando el mismo espacio con una única
escenografía y una pantalla al fondo donde se va proyectando los detalles que
perfilarán el escenario y lo que en él se va a suceder.
De la interpretaciones solo decir
que todas juegan un papel clave, aunque el elenco inicial de 23 actores que
formaban la obra haya quedado reducido a solo 9, y que son fantásticas ya que todos ellos saben acoplarse al ritmo específico que exige la obra, haciendo gala de la responsabilidad que supone volver a dar vida a aquellos personajes que creó Arniches.
Juan Calot como alcalde corrupto y Fernando Conde como Pepe, el pícaro de la obra
que hará que el público suelte más de una carcajada, son los principales
personajes en torno a los cuales girará todo lo demás. Cuando Pepe es
confundido con el temido inspector de la capital, a pesar de que él solo va a
acompañar a su sobrino a que conquiste a la sobrina del alcalde, el círculo que
se monta entre ellos nos permitirá ver las dos caras de la misma moneda: el
corruptor (el alcalde) y el que se deja corromper (Pepe). Desde el primer momento Pepe
se verá involucrado en una serie de atenciones, halagos y de intrigas (como que
le den un sobre con dinero negro) que provocarán situaciones muy divertidas, aunque
con ese trasfondo de la realidad amarga que trae la corrupción para todos
aquellos que observamos el juego político desde nuestro asiento, casi (o sin el
casi) como una metáfora de la vida misma.
Aunque todos los actores están
espléndidos me gustaría destacar a Victor Anciones que entre la indignación, la
desesperación y la incredulidad en su papel del Doctor Salas, representa a toda
la sanidad pública que se está viendo afectada por un sistema corrupto. Es la
figura representativa del pueblo en ese juego de conspiraciones que todos los
personajes construyen y sabe llevar muy bien este peso sobre sus hombros.
Alfredo y Cristina (interpretados
respectivamente por Alejandro Navamuel y Elena Román) representan la inocencia
dentro de la obra, ajenos a toda la corrupción solo les mueve el amor y el deseo de
estar juntos. Ellos serán los causantes del malentendido pero serán la parte más
pura, especialmente Cristina, de la historia.
Grandes también Oscar Hernández,
el pelota secretario del alcalde, y la gran Marisol Ayuso. La verdad es que son
todos fantásticos y juntos forman el elenco perfecto para volver a dar vida a
esta fabulosa obra de teatro sobre el escenario.
Genial sin ninguna duda y más que
recomendada. Podéis ir a verla hasta el 22 de noviembre, no os la perdáis pues permite generar un espacio de reflexión en todos sus espectadores en un momento político clave como el que se nos avecina (el de las elecciones generales); una reflexión sobre hasta qué punto
hemos llegado y sobre cuánto podremos seguir consintiendo la misma situación que se
repite una y otra vez. Aquí va la que saqué yo: quizás sea hora de dejar los asientos y no seguir siendo solo espectadores de la pantomima política que llevan representando tantos años.
En serio, no os la perdáis.
* Todas las imágenes
de este post han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de Internet y de los
recursos proporcionados por desdemibutaca.com
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