RINCONES POR DESCUBRIR Y ESPACIOS LLENOS DE HISTORIA
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Segovia es de esos
lugares que se pueden considerar un paraíso cultural y gastronómico, pero en
este post me voy a centrar en lo cultural, contándoos que podéis ver y lo que
no os debéis perder bajo ningún concepto para, posteriormente, hacer un post
distinto en el que os hablaré de la gastronomía y de los restaurantes que, si
podéis, debéis visitar en vuestra estancia en Segovia.
Respecto a la catedral solo puedo deciros que es preciosa, tanto por fuera como por dentro. Su entrada cuesta tres euros y da acceso a la misma, al museo que contiene en su interior y a su magnífico claustro. Cuando compras la entrada en la misma te informan de que no es más que un donativo para la conservación y restauración de la Catedral, lo que le da un valor bastante significativo.
La catedral se
construyó con la intención de ser el espejo de fe y religiosidad de todos los
segovianos que, con su esfuerzo físico y económico, levantaron esta catedral a
partir del 8 de junio de 1525, momento en el cual se dio comienzo a las obras
de mano del Obispo Don Diego de Rivera y el arquitecto Juan Gil de Hontañón que
duraron hasta el 16 de julio de 1768, fecha en la que se consagró por el que
entonces era el obispo de Segovia: Don Juan José Martínez Escalzo.
Respecto al estilo
arquitectónico, no caben dudas al verla, de porqué se la define como la última
catedral gótica, aunque realmente la concepción de espacio interior, así como
la luminosidad y volúmenes respondan más a una estética renacentista. En su
interior podemos encontrar grandes obras artísticas, de gran calidad, así como
una construcción muy hermosa, llena de vidrieras de color.
Es muy
impresionante, tanto por fuera como por dentro, aunque hay que decir que hacía
mucho que no veía algo tan hermoso como esta catedral por fuera iluminada en
medio de la noche. Tiene un encanto casi mágico, que hace que no puedas evitar
mirarla, de esa forma no extraña que la plaza mayor, desde donde se la puede
contemplar, esté llena de lugares donde tomarse una copa o una caña y algún que
otro pincho a la sombra, o mejor dicho luz, de tan magnifica construcción.
En lo que se refiere al Alcázar también decir que es impresionante, impresionantemente bonito e impresionantemente grande. Construido sobre la roca, al borde de aquella que ha sido labrada por los ríos Eresma y Clamores, se erige como una construcción de claro origen militar que, como fortaleza, durante siglos fue inexpugnable.
Según la página oficial del Alcázar el testimonio más antiguo de su existencia es un documento de principios del siglo XII, fechado en EL 1122, poco después de la reconquista de la ciudad por Alfonso VI, en el que se menciona la fortaleza como un castro sobre el Eresma. Sin embargo no se le daría el nombre de Alcázar hasta, se calcula por otra carta en el que se le mencionaba ya como tal, 1155. A pesar de estos datos se considera más que probable que la fortificación existiese en tiempos más antiguos aun, quizá desde la dominación romana se aventura, pues en recientes excavaciones se ha encontrado sillares de granito equivalentes a los del Acueducto.
Según la página oficial del Alcázar el testimonio más antiguo de su existencia es un documento de principios del siglo XII, fechado en EL 1122, poco después de la reconquista de la ciudad por Alfonso VI, en el que se menciona la fortaleza como un castro sobre el Eresma. Sin embargo no se le daría el nombre de Alcázar hasta, se calcula por otra carta en el que se le mencionaba ya como tal, 1155. A pesar de estos datos se considera más que probable que la fortificación existiese en tiempos más antiguos aun, quizá desde la dominación romana se aventura, pues en recientes excavaciones se ha encontrado sillares de granito equivalentes a los del Acueducto.
En la Edad Media, el Alcázar, tanto por la belleza de su situación y
su indiscutible seguridad militar, como por la proximidad a famosos cazaderos
en los bosques serranos, se convirtió en una de las residencias favoritas de
los Reyes de Castilla.
Alfonso X El Sabio demostró hacia Segovia una extrema predilección e
hizo del Alcázar una de sus residencias favoritas, hasta los últimos años de su
vida, en los que celebró Cortes en esta ciudad que le había permanecido fiel.
El Alcázar, en cuanto a estilo, se fue consolidando en el proceso que,
de forma progresiva, va convirtiendo la fortaleza en residencia cortesana. La
reforma se hizo cuando se iniciaba la transición del románico al gótico, con un
inconfundible tono del estilo cisterciense en la llamada “sala del Palacio
Mayor” y la torre del poniente llamada “Del Homenaje”. Sin embargo y a pesar de
su presencia en las construcción del el Alcázar, lo morisco aparece en la
decoración pictórica. A pesar del tono cisterciense de estas construcciones, lo
morisco aparece en la decoración pictórica.
Es muy bonito y aunque impresiona por fuera también lo hace por dentro,
teniendo espacios de gran belleza, como son las vidrieras de su interior,
cuidadas hasta el máximo detalle.
Sin embargo, a pesar de su belleza exterior e interior hay algo más
que deja sin aliento, metafórica y literalmente, y no es otra cosa que subir a
lo más alto del Alcázar para poder contemplar sus magníficas vistas. A mediados
de febrero y, por suerte, en un día con sol aunque nubloso, la vista ofrecía una
perfecta visión de la ciudad, con la catedral y su muralla destacando sobre una
sierra blanca al estar cubierta por la nieve.
Desde el Alcazar, tanto desde la parte superior, como desde el interior a través de sus enormes ventanales, se pueden ver la Iglesia de la Vera Cruz y el Monasterio de Santa María del Parral,
dos construcciones que debéis visitar por su valor cultural e histórico, en especial el Monasterio que es una maravilla, aunque la Iglesia no se queda corta.
La iglesia de la Vera Cruz está
situada a poca distancia de la ciudad, hacia el norte y cruzando el río, lo que
permite un bonito paseo hasta llegar a ella. Es muy reseñable, el más compelto
ejemplar que se conserva en Europa de templo constituido por un edículo central
en torno al cual gira la nave circular.
Este tipo de construcción arquitectónica de planta dodecagonal, que tiene sus precedentes en los baptisterios romanos de los primeros siglos del cristianismo, se hace habitual en las construcciones que edifican los caballeros de las distintas Órdenes fundadas por las construcciones las cruzadas en Palestina.
Este tipo de construcción arquitectónica de planta dodecagonal, que tiene sus precedentes en los baptisterios romanos de los primeros siglos del cristianismo, se hace habitual en las construcciones que edifican los caballeros de las distintas Órdenes fundadas por las construcciones las cruzadas en Palestina.
La construcción de la iglesia, antes titulada el Santo Sepulcro, se
atribuye legendariamente a los Templarios, pero las investigaciones modernas lo
ponen en duda, pues parece más cierto que fuese levantada por la Orden del
Santo Sepulcro hasta que, cuando se unió a la de San Juan de Jerusalén, quedo
bajo el dominio de esta orden en 1531, en la cual ha permanecido desde
entonces.
En lo que respecta a Santa María del Parral decir
que es un monasterio precioso, lleno de encanto que se remonta a Enrique IV y
el Marqués de Villena, Juan Pacheco. Reseñaros el hecho de que todo lo que os
voy a contar a continuación nos lo contó a su vez un monje del propio monasterio
que, los domingos a las 11:00, hace una visita guiada por dentro de la iglesia
y del monasterio. Este detalle es algo que pocos conocen pues al estar al otro
lado del río no se suele reseñar para los turistas, sin embargo merece mucho la
pena, sobretodo porque te cuentan todos los detalles, la historia viva cobra
forma a través de las palabras del monje y al terminar, a las 12:00 hay una
misa donde se pueden escuchar en directo auténticos cantos gregorianos; una
maravilla que no escuchaba desde que estuve con mis padres en el Monasterio de
Yuste.
Aquí os cuelgo dos fragmentos de los cantos que hicieron los monjes durante la misa a la que asistí:
Aquí os cuelgo dos fragmentos de los cantos que hicieron los monjes durante la misa a la que asistí:
El monasterio se empezó a construir en el 54,
aunque los monjes llegaron en el 47 y vivían en cabañas en torno a la
construcción. La obra se mantuvo en funcionamiento unos 20 años hasta que
murieron los fundadores, los dos marqueses de Villena de quienes solo quedan
los dos escudos en la fachada, de ahí que sea tan austera, porque a su muerte
se pararon las obras debido a la falta de recursos. Donde sí se invirtió dinero
y se terminó fue por dentro, a pesar de que en 1839 se planteó derribarla
porque estaba en ruinas y se podía vender; al final por suerte no se hizo
permitiéndonos disfrutar de una de las grandes maravillas de Segovia, una
construcción original en su interior, aunque faltaban muchos cuadros debido a
la desamortización de Mendizábal. Ello crea un contraste con otros monasterios
e iglesias, a penas sin ostentación, que ya se ve al verla por fuera pero
también se ve por dentro: todo piedra tallada, sin adornos.
El esquema del monasterio es cartujano: una
única nave, con la diferencia de que pusieron el coro en la parte superior para que los monjes que
eran de clausura, al participar de la misa y cantar sus cantos, no entrasen en
contacto con nadie ni nadie pudiese verlos, solo oírlos. La bóveda en total son 22 metros de altura y
media de profundidad, lo que le da como conjunta una impresionante composición
que deja ver, al final, un ventanal para iluminar la zona del coro, aumentando
la sensación de profundidad. En la construcción se denota un estilo gótico
del siglo XVI, un gótico tardío que hace meya en las bóvedas y es sus cruceros;
también se perciben balconcillos del coro, desde dónde los monjes cantaban con
la melodía de los órganos de fondo.
Todo lo que era de metal desapareció, al
igual que se saquearon las lápidas de los benefactores del monasterios que
estaban enterrados allí al igual que su familia; por suerte del retablo
original del altar robaron muy poco y aun se puede contemplar en todo su
esplendor.
Hay mucha más información pero no os quiero
saturar, así que terminaré con el monasterio hablándoos del interior del
monasterio en sí, ya habiendo salido de la iglesia. Esta es una parte
espectacular, realmente bonita, pues lo primero que se ve son los arcos del
pórtico, un estanque con preciosos peces de colores y, tras una pequeña zona
del jardín, el Alcázar de fondo. Una vista que, sin duda, merece la pena
contemplar. El manantial que alimenta el monasterio es
propio, pasando por en medio del mismo y llenando sus estanques con nada más y nada
menos que 500 mil litros de agua al día, lo que no es de extrañar que en su
día, cuando eran 80 monjes, tuviesen montada una piscifactoría. De aquello
ahora solo quedan unos pocos peces que nadan en sus aguas.
Del interior del monasterio también es
necesario reseñar el precioso claustro; realmente hay dos: el de clausura y el abierto pero, obviamente, solo hay acceso al segundo aunque el primero se puede ver a través de una puerta de cristal.
Del abierto solo deciros lo que ya os podéis imaginar: que es precioso, con un techo mudéjar y arcos
redondeados, da mucha paz con el sonido constante de su fuente de agua.
Sin
duda una visita que no os podéis perder, muy recomendada para conocer la
historia que todo edificio histórico alberga en su interior.
Acercándonos al final cómo dejar de mencionar el Acueducto, único y magnífico se alza ante el turista y cualquiera que se quiera para a contemplarlo, se levanta increiblemente alto e increíblemente hermoso como una de las más soberbias obras que los romanos dejaron en su enorme imperio. Símbolo de la ciudad se hizo para llevar el agua desde la sierra hasta la ciudad, llegando a ser subterraneo incluso, una gran obra de ingeniería que, curiosamente en la leyenda se le atribuye al demonio.
Acercándonos al final cómo dejar de mencionar el Acueducto, único y magnífico se alza ante el turista y cualquiera que se quiera para a contemplarlo, se levanta increiblemente alto e increíblemente hermoso como una de las más soberbias obras que los romanos dejaron en su enorme imperio. Símbolo de la ciudad se hizo para llevar el agua desde la sierra hasta la ciudad, llegando a ser subterraneo incluso, una gran obra de ingeniería que, curiosamente en la leyenda se le atribuye al demonio.
Para terminar hablaros de dos lugares situados
en La Judería que, de vuelta a la ciudad, no debéis dejar de ver. La primera de
ellas es la Iglesia del Corpus Christi, una sinagoga que aparece documentada en
1373 pero que se cree que pertenece, como pronto, al siglo XIII. Sin embargo
como sinagoga solo estuvo hasta 1410, momento en el cual pasó a convertirse en
Iglesia que, sin perder elementos originales, se adaptó a este cambio como lo hicieron otras antes y
después que ella.
Además tiene un elemento muy escarificador que no es otro que
el incendio que la asolo en el siglo XIX que hace que sea complicado comprender
cómo era originalmente.
Y por último, pero no por ello menos
importante, contaros la visita guiada a la Casa-Museo de Antonio Machado, que
cuesta visitarla 2,50 pudiendo ser con audioguía si vas por libre o dejando que
te lo cuente una mujer muy simpática que te lleva por la casa, una pensión solo
para chicos, en la que vivió este gran hombre desde 1919 hasta 1932 y que está
repleta de recuerdos del poeta. La pensión siguió funcionando sin Machado hasta
los 50 y, a partir de los 75 se abrió como museo.
Destaca la cocina: económica o bilbaina, con
trozos de la publicación El Sol, periódico madrileño republicano donde escribía
bajo uno de sus dos pseudónimos: Juan de Mairena. En ella también resalta la
despensa, así como el estilo rústico de ambas, perfectamente conservada para hacérselo
llegar al visitante. En conjunto la pensión tiene una gran cantidad de
fotografías y de cuadros, además de una pequeña biblioteca donde se conservan
todas sus obras en castellano, además de que también se pueden ver los libros
de la Biblioteca Circulante en la Iglesia de San Quince, proyecto para mejorar
el analfabetismo, donde se prestaban libros que en la Guerra Civil fueron
prohibidos.
También hay un fragmento de su historia con
Leonor, su gran amor de la que se enamoró siendo ella aun muy joven (13 años) y
con la que se casó cuando cumplió los 15, aunque moriría a los 18 años de
tuberculosis, lo que llevaría al poeta a Soria y a adentrarse en una profunda
apatía y tristeza. Entre las pertenencias reflejadas en la casa se pueden
encontrar cartas también, como la última escrita a José Bergamín, y retratos del mismo, como el que le hizo aun
en vida Rafael Peñuelas o la litografía de Picasso al poeta.
Sin embargo lo que más destaca es la
habitación en la que dormía Machado, su dormitorio, donde se puede contemplar
aun la cama, la mesa donde escribía o la estufa de petroléo para calentar la
fría estancia en los mayores días de frío, que eran la mayoría pues, como decía
él: "En Segovia solo hay dos estaciones: el invierno y la de
ferrocarril".
Y con esto último termino, hay mucho más por
supuesto, pero mi consejo es que vayáis vosotros mismos a verlo, ahora que
sabéis lo que no os podéis perder y lo que es lo más recomendado. Os garantizo
que no os arrepentiréis si decidís poner los pies en esta preciosa ciudad llena
de cultura, de historia, de belleza… de todo lo que podáis pedirle.
* Todas las imágenes de este post, excepto en la que cito la fuente, han sido tomadas por Lucía Berruga (L.B.)
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