El domingo pasado tres amigos, mi
pareja y yo hicimos una escapada a la
sierra de la Pedriza; decidimos subir a las Torres, lugar donde todavía no
habíamos estado ninguno de nosotros y que por lo tanto representaba un cambio
respecto a otras salidas que ya se habían realizado.
El truco para ir a la sierra en
verano es buscar un día que vaya a hacer buen tiempo pero que no vaya a hacer
demasiado calor; en este caso nosotros acertamos pero a la inversa ya que en
las cumbres realmente pasamos bastante fresco pues era un día nublado y, sin
sol que nos calentase, a 2000 metros de altura, el viento era fuerte y frío.
El segundo truco es salir pronto
para llegar al comienzo del día, así que ni cortos ni perezosos nos levantamos
a las 5:30 de la mañana para ir en metro hasta Cuzco, de donde partimos en
coche hacia nuestro merecido día de montaña a eso de las 7:15 de la mañana.
Llegamos las 8:00 al lugar, justo
a tiempo para cuando abren el parque, ya que, aunque el parking es de acceso
gratuito está regulado. Os cuelgo una imagen donde aparecen los horarios según
la temporada, en nuestro caso teníamos de 8 de la mañana a 9 de la noche. Lo
bueno de ir pronto es que te ahorras colas innecesarias y entras prácticamente del
tirón, pudiendo coger un buen sitio en el parking de Cantocochinos, desde donde salen la mayoría
de las rutas.
Las Torres de La Pedriza son un
conjunto de picos y riscos situados en el extremo norte, y conforman una zona
de gran interés geológico, paisajístico y deportivo de la Sierra de Guadarrama,
constituyendo además el punto más alto de toda La Pedriza.
Las Torres
constituyen el lugar donde La Pedriza se une al cordal montañoso de la Cuerda
Larga, situada al norte, y toda la zona que rodea a estos canchales está cubierta
por arbustos de alta montañas y pinos silvestres de poca altura, haciendo que
la subida hasta arriba sea a través de un frondoso bosque, húmedo, donde el sol
no llega y donde la vegetación le da cierto aire de zona prehistórica entre
tanto helecho, como si de repente fuese a aparecer alguna criatura mística
entre ellos.
Sin embargo lo mejor de todo es cómo van cambiando las vistas según subes... la altura va haciendo que el paisaje cada vez ser más y más impresionante, dejando ver unos riscos cada vez más cercanos y unos canchales de piedras con extrañas formas creados gracias a la acción del viento y del agua.
Por retroceder un poco en el
tiempo... la última excursión que hicimos en La Pedriza fue para subir al Yelmo; la subida también fue bonita, aunque no tanto como la de Las Torres, pero tuvo
el encanto de que encontramos caballos sueltos paseando por allí, entre las
rocas, que dejaban que los tocases si te acercabas con cuidado.
El tercer truco para poder llegar
con éxito a tu destino es llevar un mapa que pueda guiarte y, por supuesto, no
perder de vista las señales hechas en el camino (esta vez en blanco y
amarillo). En nuestro caso íbamos con una ruta prediseñada circular pero que creímos
complicada, así que decidimos subir por el camino que indicaba de bajada y ahí
fue donde atravesamos toda la zona de bosques que os comentaba antes. Subiendo sin parar encontrábamos de vez en cuando algún riachuelo
atravesando el paisaje, siempre hacia arriba, hasta
llegar cada vez más a una zona pedregosa y sin vegetación arbórea.
Una vez allí, exceptuando por el
frío, la vista hacía que la subida mereciera la pena sin ninguna duda. Yo me
quedé descansando mientras mis amigos y pareja se iban a uno de los riscos
a explorar; luego subimos a una de las cumbres para comer en la
cima, entre unas grandes rocas refugiados lo más posible del viento.
Tras nuestro breve descanso para
comer (no duramos mucho parados debido al frío) nos dedicamos a trepar por las rocas de una de las torres que, aunque no
son escalables, su mayor interés está en el reto que suponen, así como en sus formas
producidas por la erosión y, ante todo, sus magníficas vistas que, desde la zona más alta que logramos alcanzar, pudimos disfrutar.
También tuvimos el placer de
contemplar unos cuantos buitres sobrevolando allá arriba, que se distinguían
bastante bien de lo cerca que estaban. Así, antes de salir, aprovechamos para
descansar un poco y sacar alguna foto más.
Para la bajada tomamos un camino
señalizado pero que resultó ser muy escabroso, nos alejamos de la zona del
bosque y empezamos a descender por peñascos, saltando de roca en roca, habiendo
grandes distancias entre unas y otras que me obligaron a hacer verdaderos
ejercicios de equilibrio, ya que poseo piernas cortas.
Sin embargo a pesar del esfuerzo
siempre que levantabas la vista los que se veía era impresionante, a pesar de
ver que las rocas por las que descendíamos no terminaban, hacia delante la
montaña se extendía, inmensa, entre las luces y sombras que proyectaban las
nubes y permitiendo hacer fotografías tan bonitas como las que os estoy colgando.
Como la vida en si misma, la montaña agota, pero a su vez te da descansos en su camino, para poder levantar la vista del mismo y poder contemplar la hermosura que el viaje nos brinda.
Por suerte decidimos terminar en
Charca Verde, una de las pozas más conocidas y visitadas de esta zona; llegamos
sobre las 17:30 desde las 08:15 que iniciamos la marcha, y nos sentó el baño en
sus frías aguas como mano de santo para quitarnos el polvo y el calor del
camino que habíamos acumulado en la bajada, pues el cielo se había despejado
algo más y empezó a darnos un sol que calentaba lo suficiente.
A la vuelta volvimos hacia Cantocochinos
por la vereda del río, disfrutando de sus preciosas vistas, esta vez de las
pozas y de la propia montaña, pero desde abajo. Vimos muchísimas zonas de baño
que daban descanso a familias que habían ido a pasar el día y a senderistas que,
como nosotros, venían de recorrer el monte, y por fin llegamos a nuestro punto
de origen, donde nos tomamos un refrigerio y emprendimos el viaje de vuelta a
Madrid.
La Pedriza es sin duda una de las
maravillas que tenemos cerca de la ciudad que permite un lugar de descanso para
todo aquel que quiera, pero también ofrece muchísimas rutas para hacer que
permiten una desconexión total de la rutina diaria. Todo un espacio natural, al
aire libre que ofrece un lugar de descanso para aquel que quiera adentrarse en
él y, cuidándolo, descubrir alguno de sus muchos y maravillosos rincones.
* Todas las imágenes de este post, menos la fotografía de los horarios que ha sido sacada de las fuentes de imágenes de Internet, han sido tomadas por Lucía Berruga (L.B.)
Preciosa foto y preciosas rutas las que hay por la Pedriza, sin duda un paraíso cerca de casa.
ResponderEliminarAbrazos.
Desde luego que sí que es un paraíso, estoy de acuerdo contigo al 100%, todo lo que ofrece La Pedriza es digno de ver.
EliminarY gracias por lo de la foto :) Desde allí arriba se pueden hacer unas fotos estupendas.
Un abrazo!!
Refrigerio=Tortilla de patata
ResponderEliminarPor lo demás bien. ¡Viva el batolito!
Refrigerio = tortilla de patatas, helado de chocolate, dos botellas de agua,una fanta de limón, patatas fritas... jaja hubo de todo para poder ponernos a tono y recuperar fuerzas ;)
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