Una vez más ha llegado la Fiesta
del cine (fiesta que pone la sesión de cine al alcance de todos los bolsillos
costando la entrada 2,90) y ha pasado de largo dejando salas a rebosar y colas
interminables para comprar entradas y entrar a ver las películas; sin embargo
ha habido ventajas respecto a la edición anterior que os conté: esta vez las entradas se
podían sacar por internet y además numeradas, lo cual facilitaba mucho las
cosas. Fue así como a pesar de sacar nuestros pases (mi pareja y yo) el segundo
día de esta fiesta pudimos ver el martes la película de El Juez y el miércoles
la nueva de Drácula.
La verdad es que la película de
El Juez tenía ganas de verla, especialmente por los actores, tenía buena pinta
aunque sabía que iba a ser una película sencilla, sin grandes altibajos ni
sorpresas en el guión, incluso esperaba que fuese más pastel de lo que realmente me ha
resultado.
Todo empieza cuando el brillante
y, aparentemente sin escrúpulos, abogado Hank Palmer (Robert Downey Jr.) debe
regresar a Indiana tras la muerte de su madre, allí tendrá enfrentarse a un
pasado que parecía haber dejado atrás en el que su padre (Robert Duvall), juez
desde hace 42 años, juega el papel principal de sus frustraciones.
Una relación
difícil e imposible de superar les mantiene divididos incluso en un momento en el
que ambos deberían necesitarse y mantenerse unidos, sin embargo todo inicia el proceso de cambio
cuando ‘El Juez’ es acusado de un crimen; será entonces cuando ambos tengan que vencer
sus propias barreras (lo cual no será nada fácil) e intentar que no condenen al
juez por asesinato en primer grado. Hank se convertirá en su abogado con todas
las consecuencias y, poco a poco, los pedazos de una familia que se ve a la
legua que está rota irán volviendo a su lugar.
Está claro desde el principio,
incluyendo el tráiler, que es una película hecha para que los actores puedan
lucirse, algo general en las películas de juicios, donde la trama puede sacar
lo mejor de los actores que la componen. Lo cierto es que no son el género más cotizado ni el
que más fans genera pero son fáciles de ver, entretenidas y, muchas veces,
hasta sorprendentes, como es el caso de El Jurado o Las dos caras de la verdad,
películas de juicios donde lo que importa es todo lo que rodea el haber
llegado hasta el juicio, y donde las variables que están fuera de la sala
condicionan lo que pueda pasar dentro de ella.
Es fácil engancharse y seguir las
películas de género judicial, y El Juez es un ejemplo más de este tipo de
películas en el que uno sabe qué esperar de un guion, que si bien da menos giros
que en otras películas de su mismo género, pone sobre la mesa lo mismo que las
demás: testimonios, discursos, el enfrentamiento entre el fiscal y el abogado
defensor, un interés oculto en las motivaciones de todos los implicados... y un
largo etc.
De novedoso, claro está, es que
el actor principal debe defender a su propio padre, y será el duelo entre padre e
hijo, con sus respectivas y magistrales actuaciones, lo que le pone la
guinda al pastel, acompañados por otros grandes actores en el papel de
secundarios como son Billy Bob Thornton, el implacable fiscal del juicio y
Vicent D'Onofrio, como hermano mayor de Hank; por no hablar de la fantástica Vera Farmiga como ex de Hank, con la que se reencuentra al volver a su ciudad. Muy destacable
también es Jeremy Strong, que interpreta al hermano con retraso mental y
pequeño de Hank.
Una película centrada en la
importancia de los lazos familiares y en cómo el pasado determina nuestra vida
futura, de forma que por muchos caminos que sigamos lo que arrastramos nos acompaña de
por vida y, por tanto, deja claro que todos tenemos que volver a nuestras raíces para poder
encauzarla. Con algunas dosis de humor muy necesarias y un buen puñado de
escenas que calan hondo El Juez es una película con buen ritmo a pesar de que
se hace un poco larga, que genera interés en su público y que se disfruta,
además del hecho de que sus actores saben llevarla de sobra convirtiendo el
guion en algo legítimo para verla incluso en la gran pantalla.
Respecto a Drácula: La leyenda
jamás contada se podría decir que cumple con su misión sin problemas:
entretenimiento en estado puro bajo la luz de unos bastante bien conseguidos
efectos especiales. No es ninguna obra maestra y desde luego no pretende ser un
film de terror, y por lo tanto eso no es lo que el espectador encontrará yendo a
verla.
La película está hecha para
contar la “verdadera” historia del Conde Drácula: Vlad Tepes (Luke Evans) es el
príncipe de Transilvania y lo mantiene a salvo de forma pacífica, sin embargo
su pasado es mucho más oscuro de lo que sus súbditos o su preciosa mujer Milena
(Sarah Gadon) y su querido hijo Ingeras (Art Parkinson) pudieran pensar ya que
antes se le conocía como El Empalador por aplicar este castigo a sus enemigos.
Sin embargo de aquello ya han pasado 10 años, aquello fue en otra época piensa
el príncipe, una época en la que peleaba del lado de los turcos al crecer con
ellos, hecho que vino de la mano de su padre, que le dio como ofrenda de paz al anterior sultán junto a otros 1000
niños; una época lejana pues todo está
tranquilo y su hijo tiene la edad que tenía él cuando su padre le entregó a sus
enemigos, con la diferencia de que él vive en paz.
Obviamente la historia da un
vuelvo cuando, además de ir a por el tributo anual, los mensajeros del nuevo
sultán (con el que en antaño luchó codo con codo) le dicen que este exige 1000
niños, además de a su propio hijo quién, como él, se educará al lado del sultán y
aprenderá a ser un soldado como le pasó a él.
La historia se repite por tanto y
él no puede consentirlo, la única manera que tendrá de evitarlo será acudiendo
a una cueva en lo alto de la montaña y encontrarse cara a cara con la criatura
que vive en su oscuridad: un vampiro (Charles Dance), que le convierte para que
tenga la fuerza y la resistencia necesarias para pelear contra el ejército
turco y poder salvar a los que más quiere.
Como siempre el precio de todo
trato es muy alto, pero de eso trata esta película: de mostrar a Drácula como
el héroe que fue al tomar estas decisiones y no como un monstruo, de desvelar
el camino que le tocó recorrer para llegar hasta ese punto y de los motivos que
le llevaron a ello. Por esto todo en la película está centrado en desarrollar
al personaje principal: mostrar todos sus aspectos, sus luces y sus sombras
como el marido y padre que es, soberano justo de su pueblo, en antítesis con el
asesino que fue en su época de guerrero y con el monstruo en el que corre el
peligro de convertirse.
Una mezcla entre la historia real
o figura histórica que envuelve al personaje con detalles del personaje
ficticio creado por Bram Stoker hacen de la película algo interesante que
merece la pena acercarse a ver sin esperar nada espectacular y, por supuesto,
nada terrorífico o sangriento.
Siempre pienso que todas las
películas tienen un mensaje, incluso en géneros como el de Drácula. En este
caso creo que la historia pretende plantear hasta dónde llegaríamos por salvar
a nuestros seres queridos, hasta dónde podríamos quedarnos en la luz y no
dejarnos seducir por la sombra si acceder a lo peor de nosotros mismos fuese la
única forma de obtener fuerza para poder luchar por lo que crees justo. En
definitiva: la eterna balanza entre el bien y el mal propio y ajeno, en este
caso movido por la familia (lo más cercano a nuestro corazón siempre) que hace
que Vlad se transforme en Drácula no porque quiera, sino porque es lo que él
cree su única salida.
Cumple con lo que se espera de
ella y entretiene al espectador, no se hace larga y sabe mantener el interés a
lo largo del film; tiene por supuesto, y como no podía ser menos, ciertas dosis
de acción que se mezclan con lo emocional para darle el equilibrio que necesita
para ser taquillera sin ser una obra maestra.
* Todas las imágenes de este post han sido sacadas de las fuentes de imágenes de Internet
Yo no sé la razón pero cada vez que sale la fiesta del cine me pilla en unas semanas en las que tengo mil planes ya hechos de antemano y me es imposible ir...
ResponderEliminarQuería ver las dos películas, pero me tocará pagarlas a precio de oro un finde o bien ir un día del espectador. ¡En fin! Gracias por la reseña.
Un abrazo!
Bueno, es una pena por la oferta pero por otro lado... mira que bien que tienes planes! Yo fui ahí a última hora deprisa y corriendo porque no tenía nada mejor que hacer XD
EliminarPues a ver si te gustan si finalmente las ves, a mi me gustaron... pero para pagar el precio del cine, tampoco, quizás la de Drácula por los efectos pero a nivel historia en casa en plan: sofa+manta+palomitas se disfrutan tan agusto :D Aunque claro... la magia de la gran pantalla no te la quita nadie ;)