domingo, 30 de septiembre de 2012

UN RECORRIDO POR EL MUNDO DEL RETRATO DEL SIGLO XX


Izq.: Odalisca con pantalón rojo de Matisse.
Dcha.: Dédie de  Modigliani.




Desde el pasado 26 de septiembre hasta el próximo 6 de enero de 2013 el Museo Nacional de Arte Moderno de París Centre Pompidou se ha situado en las salas de la Fundación Mapfre, en el Paseo de Recoletos, ofreciendo de manera gratuita a quien desee verlo un recorrido muy variado por el rico género del retrato en los distintos movimientos artísticos del siglo XX.
Esta exposición llamada “Retratos. Obras maestras. Centre Pompidou” recorre  a través de 80 obras los últimos años del siglo XIX hasta llegar a los primeros del siglo XXI permitiendo apreciar, por tanto, los cambios en el estilo a través del tiempo y cómo este genero que es el retrato, tan particular y especial, es considerado una de las líneas transversales de la Historia del Arte. Es tan importante debido a que, además de que nos muestra a algunos de los iconos más simbólicos del Arte Contemporáneo, es un genero receptivo a los descubrimientos que las Vanguardias históricas han traído consigo y que, ante todo, ha servido de objeto de reflexión para la sociedad sobre la condición humana y la visión que se tiene del otro, incluyendo al propio artista. 

La exposición se estructura en cinco bloques que son: Los misterios del alma, Autorretratos, De cara al formalismo, Caos y desorden y Tras la fotografía, que en conjunto llegarán desde el año 1892 hasta el 2001. En cada una de las salas habrá frases con reflexiones sobre lo que se está viendo así como citas de famosos autores que transmiten el mismo espíritu inquieto que se refleja en las obras; así es como, antes de situarnos en frente de la impresionante obra en colores ocres y grises que conforman El Hombre de Tours de Juan Gris (imagen de la derecha), encontramos una cita de Jean Bertran Pontalis, de 2006:
“Estamos hechos de mil otros. La ilusión es el yo que pretende ser uno”
Una gran cita, sin lugar a dudas, y muy apropiada con los cuadros que se muestran en la sala ya que en su mayor parte resaltan el estilo cubista y, como se ve en el cuadro de Juan Gris, el rostro del retratado no es un reflejo del mismo, sino una imagen compuesta por múltiples fragmentos del mismo creando de tal forma una imagen singular, que crea en el espectador la ilusión de  un rostro, que, realmente, está allí, oculto tras muchas facetas. 
Pero estas múltiples facetas del yo no se dan solo en la pintura, como bien se puede ver en la exposición (aunque lo predominante sea la pintura) también hay autores que dedicaron su mirada a la escultura, esculpiendo retratos como el de Cabeza de muchacha (imagen de la izquierda), hecho en 1920 por el escultor cubista frances Henri Laurens, el cual lo creó a partir de diferentes vistas, juntándolas todas en una.
Este arte es muy subjetivo por tanto, todo va en función de quién lo mire y de cómo lo mire; bien dice así una de las frases que remarcan la exposición: “El retrato es un asunto de miradas entre el modelos, el pintor y el espectador”. Se ha de mirar la obra con perspectiva, sabiendo que cada forma que compone la imagen es una realidad porque la tenemos delante, es una composición de algo que en conjunto nos muestra a alguien… es un todo.
Otra de las citas que están en la exposición, antes de entrar en el bloque de los Autorretratos, es de Geroge Bruguiere, dicha en 1962 y expresa lo siguiente:
Sin ilusión, sin entelequias de palabras o imágenes, sin literatura, como Alicia, hemos atravesado el espejo. Todo aquí es realidad porque todo es forma. (…) El secreto mágico del arte es mostrar lo que vive y siempre vivirá en el espíritu”.






Muchas de las obras tratan de crear una escena de subjetividad debido a que los artistas de las vanguardias históricas quisieron indagar en la fragilidad del individuo, pero no solo en la de sus modelos, sino en la suya propia, captando miradas errantes que plasmaban en sus cuadros, muchas veces como un reflejo de si mismos intensificando el mundo interior que posían.
Sin ninguna duda, en lo que al autorretrato se refiere, captar ese mundo interior es uno de los ejercicios más complejos y en esta exposición podemos encontrar cuadros verdaderamente impactantes ya no solo por sus peculiaridades sino por como los autores nos miran desde los cuadros: en unos majestuosos como muestra la obra Kees Van Dongen, que se autorretrató como Neptuno en 1922 (imagen de arriba a la izquierda), en otros misteriosos, en otros con una mirada borrosa que hace percibir un alma atormentada. Desde luego el autorretrato que Matisse se hizo en 1900 (imagen de arriba a la derecha) tiene un toque siniestro, con ojeras, casi sin ojos, una pupila disuelta en pintura… parece cansado, enfadado… pero en conjunto es hermoso. Así es el Autorretrato, un estilo donde el autor se transforma a la vez en sujeto y objeto, siendo su propio instrumento.
Saliendo de los autorretratos bajamos al piso cero, donde, tras pasar por diferentes obras que reflejarán otros movimeintos artísticos terminará la exposición.
En las salas sucesivas se encontrarán obras tan impresionantes como La Violación de Magritte (imagen de la izquierda), hecha en 1954 y donde la cara de la mujer que se retrata es la feminidad, es decir, el cuerpo desnudo de la mujer que hace que se conforme su rostro de una forma curiosa, como se puede apreciar en la imagen, siendo los senos los ojos, el ombligo la nariz y la entrepierna la boca. El cuadro crea un gran impacto visual al ser contemplado, ya que el cuerpo o rostro de la mujer de cabellos dorados contrasta con el tono azul del fondo de la obra, que hace parecer una imagen delicada, aunque el nombre de la obra indica todo lo contrario, mostrando que es una obra que refleja una gran violencia en lo que se refiere al significado del cuerpo femenino.
También se puede encontrar la obra de Retrato de Mujer, de Picasso, (imagen de la izquierda) pintado en 1938 donde se puede ver a una mujer morena sentada en una silla, retratada de perfil con los rasgos tan típicos de este pintor. Una obra llena de color, excéntrica, pero que a su vez, quizás debido al reposo de la joven, aporta cierta calma al que lo ve.
Otra obra que quisiera destacar es la de Tamara de Lempicka de 1927: Kizette en el balcón, la cual, debido al contraste entre el cubismo que se muestran en las formas de la ciudad que se ven al fondo y la figura de Kizette, con su rostro redondeado y con sus ropajes claramente definidos, consigue crear un retrato de gran belleza, distinto a los demás. El tono hecho entre grises y negros resalta la figura que sentada en un taburete se agarra a la barandilla del balcón. Perdonadme que no os ponga la imagen, pero son demasiadas las obras que me gustaría mostrar en este post y no me entran. 



La obra final con la que quiero terminar es del artista Chick Close, titulada Arne, que ha sido pintada en los últimos años: 1999-2000, y, por tanto, situada prácticamente al final de la exposición. En esta obra el retrato, de enormes dimensiones, está configurado por rombos que a su vez encierran diferentes figuras en diferentes tonos... pero que en su conjunto forman un rostro que de lejos se apreciará a la perfección, desdibujándose al acercarse. Una gran obra que sin duda muestra que el arte estaba, sigue y seguirá en movimiento.



No hay duda de que en cada una de las partes de la exposición aparece algo completamente nuevo, desconocido, de la mano de los diferentes autores que ya sea en pintura o en escultura han dejado su huella en la historia. Como dijo Alberto Giacometti:
“La aventura, la gran aventura, es ver surgir algo desconocido cada día en el mismo rostro: es algo más grande que todos los viajes alrededor del mundo”
Y es cierto, como pequeñas ventanas abiertas a través de los cuadros que esta exposición se nos ofrece podemos ver surgir esa magia, todo lo que el retratado y el pintor mostraban o dejaban oculto… la gran aventura que es adentrarse en el mundo del arte y dejarse embaucar por él. Y no puedo más que cerrar este reportaje sobre la exposición con la frase que remarca la salida de la misma:
Cada vez que un artista hace un rostro, reinicia el arteFrancois Muriac, 1990
Y no diré más.



* Todas las imágenes de este post han sido obtenidas de las fuentes de búsqueda de internet.

2 comentarios:

  1. Sin duda, un buen paseo de arte, desde casa, solo superable si tienes la fortuna de poder ver la exposición.
    Me gusta, creo que es muy real y muy recomendable.

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    1. Me alegra que te haya gustado y que te parezca recomendable :) Es lo que se intenta con cada nuevo post que publico ^^

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