Ayer, 3 de julio de 2013, a
apenas cuatro días para que LUMA, Cirque of Light, el espectáculo de luces y de color que se
está celebrando en el Teatro Caser Calderón, cierre sus cortinas y se marche a
otra parte, fui a verlo con mi pareja y quiero contaros qué tal me fue.
Lo primero que debería decir es
que yo no iba nada convencida al espectáculo y fui más porque mi chico quería
verlo y como en Groupalia (ya sabéis que soy aficionada a sacar descuentos de
ahí) salió una oferta para que la entrada saliese a 16 en vez de a 30 euros por
persona, pues quiso ir y me invitó. Fui yo quién le enseño la oferta porque sí
que me llamó la atención, pero tras ver el trailler o promo que hicieron para
presentarlo comprendí que no era nada del otro mundo y no me apetecía mucho, pero él se empeñó y como hay que verlo y probarlo todo pues allá que fuimos. Lo
cierto es que la gente ha salido muy decepcionada y si leéis los comentarios se
os quitarán las ganas de ir, pero yo tampoco sé que se esperaban estas personas
porque, como decía, si se ve el trailler se puede apreciar que, aun siendo
bonito, no vas a salir alucinada ni fascinada. Yo fui con expectativas normales
y la verdad es que se me hizo corto, en general me resultó entretenido,
bastante logrado y con calidad para un espectáculo sencillo que solo llevaban a
cabo siete bailarines.
Su lema o eslogan era muy bueno: “Las mejores
cosas de la vida ocurren en la oscuridad.” Se presentaban como aquel recuerdo
de la infancia en el que todos hemos jugado bajo las sábanas con una linterna,
agitado una bengala o contemplado con felicidad las velas de nuestras tartas de
cumpleaños. Fomentan la fascinación por el uso de la luz tanto en adultos como
en niños y hacen un espectáculo para ambos, no diría que más para niños pero sí
que para que ellos salgan emocionados; por ello también se venden a la salida
algunos objetos luminiscentes para que los niños tengan un recuerdo de la
misma.
El espectáculo se basa en la
combinación de diferentes disciplinas físicas desde ejercicios de acrobacias y
baile de salón como el tango, hasta ejercicios de gimnasia rítmica… todo ello
usando solo la luz a través de la alta tecnología. Los bailarines, de negro
para que no se les viese, usaban objetos llenos de luz que servían como un
pincel sobre la oscuridad para hacer dibujos, siluetas y crear movimiento en el
aire dando un toque mágico al escenario con estas manifestaciones artísticas
nacidas de las sombras, y siempre, todo ello, acompañado de música acorde a los
movimientos y temas representados sobre el mismo.
Los artistas invisibles produjeron
un remolino de luz lleno de colores vivos y mezclando contrastes como colores
cálidos (rojos) y colores fríos (azul), abocaban a la naturaleza y una de las
mejores partes fue cuando, con una música que traía a la mente la vida
submarina del mar, los bailarines representaron animales como tiburones,
conchas o medusas brillantes flotando en un mar oscuro, así como formas
acuáticas muy relajantes como burbujas. Aunque para mí la mejor parte fue en la
que una bailarina marcando solo su silueta con luces azules hizo un ejercicio de
gimnasia rítmica con una cinta también en azul y con la canción de Crystallize,
de Lindsey Stirling, de fondo.
Un gran punto a favor del
espectáculo fue que usaban cosas de nuestra vida cotidiana como abanicos o
paraguas que se abrían y cerraban rítmicamente al compás de la música, con los
que introducían la luz en nuestras vidas.
Lo mejor de la luz ante la oscuridad es que, con el movimiento, creaban remolinos, círculos y líneas de colores con los que acompañaban sus movimientos llenándolo todo de luz en constante movimiento que fundía unos colores con otros… y, como digo, todo ello acompañado de la música que le daba el toque justo que necesitaba de la mano de compositores como Rossini y Aaron Copland.
Lo mejor de la luz ante la oscuridad es que, con el movimiento, creaban remolinos, círculos y líneas de colores con los que acompañaban sus movimientos llenándolo todo de luz en constante movimiento que fundía unos colores con otros… y, como digo, todo ello acompañado de la música que le daba el toque justo que necesitaba de la mano de compositores como Rossini y Aaron Copland.
Respecto a los protagonistas de
dicho espectáculo, los bailarines, decir que tuvieron gran coordinación de
movimientos, sabiéndose adaptarse a los ritmos y a los materiales que usaban;
tuvieron números flojos, muy suaves con los que era hasta difícil emocionarse,
sosos, pero no fueron los más y como números fuertes destacar aquellos con más
ritmo musical donde el uso de las figuras geométricas convertibles creaban una
bonita composición visual. Un espectáculo que en general transmitía emotividad
y era divertido en ciertas ocasiones y que, sin ser nada del otro mundo, se
dejaba ver y entretenía a los espectadores ganándose sus aplausos.
El autor, Michael Marlin, tuvo la
idea para este tipo de espectáculo al ser testigo del impacto de la inmensidad
de la Vía Láctea durante una excursión al desierto de Arizona. Allí se dio cuenta
de que la humanidad, con la búsqueda de luz, se había alejado de ella y decidió
crear este tipo de espectáculos que se estrenaron de su mano con Starlight y,
ahora LUMA.
Un show del que se dice que está en constante evolución y en el que
Marlin lleva trabajando desde 1988. LUMA se ha convertido en una gira
internacional que ha pasado por Japón, India, Venezuela, Escocia, Italia y Holanda
y que ahora, en cuatro días incluyendo hoy, se despide de Madrid para seguir
asombrando al público del mundo con su enfoque innovador y creativo.
Sinceramente yo no volvería a
pagar por verlo, me ha gustado, lo he disfrutado hasta cierto punto, creo que
es algo que hay que ver alguna vez en la vida pero desde luego asombrada no me
quedé. Bonito, hasta cierto punto emocionante exceptuando alguna que otra interpretación
de relleno, y agradable, este espectáculo de 90 minutos (en mi caso de 75) creo
que ha pasado por Madrid con más pena que gloria, aunque yo creo que, como todo, ha de verse y disfrutarse dentro de lo que se te ofrece.
Es para ir sin altas expectativas y pasar un rato agradable acompañado de luces y buena música.
Es para ir sin altas expectativas y pasar un rato agradable acompañado de luces y buena música.
* Todas las imágenes han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de Internet.
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