Hace mucho, más de un año, que vi
el primer tráiler de Epic: el mundo secreto, de Blue Sky, en cines y desde entonces supe que
quería ir a verla a la gran pantalla, ya no tanto por la historia, que no se
planteaba muy diferente de otros mundos de aventura animados, sino por los
gráficos y el diseño de los fondos y personajes que planteaban, quizás no una
estética muy diferente a la de Arthur y los minimoys (película que me aburrió
bastante, todo sea dicho) pero si un gran cuidado del detalle y de la imagen que hacen de la película un mundo mágico, nuevo (aunque ya se hayan visto historias
parecidas) por el derroche de imaginación que impregna cada uno de los múltiples
detalles que la componen desde el diseño de las criaturas y el entorno en el
que se desarrolla la acción.
Epic, que lleva en cines desde el pasado 30 de agosto, se puede describir hablando de una
perfección sorprendente y maravillosa que hace que el espectador disfrute de un
espacio visual en el que se pueden apreciar los árboles y sus hojas, las
criaturas del bosque y hasta las briznas de hierba que enmarcan la zona visual
del mismo.
Tras haber visto Los Croods de Dreamworks
y haberos hablado en la crítica que hice de sus magníficos gráficos, y en un
momento en el que las películas de animación fuera de la marca Disney-Pixar
están mal vistas y criticadas, relegadas a un segundo plano que sin duda no se
merecen, Epic se nos presenta como una revelación de que las películas fuera de esta
gran marca no triunfan por casualidad, sino que se lo ganan a pulso con un gran
trabajo detrás de cada pincelada que sin duda, en mi caso por lo menos, no
caerá en el olvido pues merece ser recordada.
Respecto a la historia no hay
mucho que decir: se trata de la interminable lucha vista ya muchas veces entre
el bien y el mal, esta vez en un escenario de naturaleza y bosque con un
mensaje ecologista claro “si nuestro mundo muere (el bosque) el tuyo (referido
al de los humanos) también morirá” marcando la importancia de respetar nuestros
espacios verdes, nuestros bosques y la vida que habita en ellos.
Los buenos son
los Hombres Hojas que están bajo el mando de Tara, su reina y la protectora del
bosque, mujer de armas tomar y decidida, que impide que los Boggans (los malos) extiendan la putrefacción por el
bosque para que la oscuridad domine en él.
La aventura se iniciará en el
momento en el que la reina va a nombrar una sucesora eligiendo un capullo muy especial que será la semilla destinada a convertirse en la nueva reina; es ahí cuando
los boggans ven la oportunidad para extender la oscuridad atacando a la reina y
haciéndose con el capullo, para destruir toda posibilidad de que el bosque
pueda salvarse. Es en medio de esa lucha, con el intento de destruir el capullo
cuando MK, Mary Catherine, será atraída por el mundo de los Hombres Hoja para
salvaguardar esa semilla que permitirá el nacimiento de la nueva reina y
salvación del bosque.
Está claro que la trama no deja
lugar a nada que se pueda calificar de “difícil de seguir” y que su sencillez
así como su historia ya vista hasta la saciedad puede cansar al espectador, en
especial al adulto, siendo por tanto su principal pega. Sin embargo no hemos de
olvidar que es una película para niños y que el argumento ha de ser el de
siempre para que los más pequeños puedan seguirlo sin perderse. Es,
por tanto, una historia más que previsible, obviamente, pero eso no quita que
más allá de su predecible final se desenvuelva con soltura y que todas sus
escenas y secuencias estén perfectamente hilvanadas, creando un argumento
coherente que se desarrolla aumentando la tensión y emoción según avanza en el
tiempo hasta llegar al desenlace final. Esta desenvoltura natural que le da
realismo a la historia no suele verse con frecuencia en las nuevas películas
que el cine presenta en sus grandes pantallas, y mucho menos en el cine de
animación infantil, por lo que el hecho de que la historia sea predecible se
queda al margen ante el gran hecho de que está estupendamente bien narrada y,
como ya he destacado, bien hecha.
Los personajes también están muy
bien construidos y resultan muy simpáticos al espectador, muy humanos y
cuidados en todos sus detalles sin ser nada ostentosos y basándose en la
sencillez que caracteriza la naturaleza. Agradables y muy bien hechos, visualmente hablando, y
con toques de humor en el dúo cómico de la babosa y el caracol (aunque sin duda
dirigidos a los más pequeños) son
cercanos al espectador, consiguiendo el efecto deseado.
Creo que lo que más me ha gustado
de los personajes es el detallismo que todos, no solo los protagonistas,
poseen. Están muy bien hechos y perfectamente logrados, desde las plantas del
bosque hasta los animales que viven entre ellos.
Esto unido a, como ya he dicho,
el detallismo de los escenarios lleno de color, de luces y sombras y con un
realismo apabullante, generan una película entretenida, hasta cierto punto divertida,
hecha con un gran esmero y convirtiéndola en una de las mejores opciones del
año para ir con la familia al cine, ideal para pequeños y adultos, para los
primeros porque podrán disfrutar de una historia hecha a su medida y para los
segundos porque podrán recrearse en el equilibrio de los detalles y en el
perfeccionismo de los escenarios.
Pero sobretodo, y ya para
terminar, hablaros del mensaje muy tenue pero que ahí está, tan escondido como
lo que él mismo viene a reflejar: “Que no lo veas no significa que no exista”,
una idea que, como ya viene siendo habitual en las buenas películas de animación,
habla de esperanzas y de la oportunidad de ver más allá... más allá de nuestra imaginación
y siempre con la posibilidad de que se puede soñar despiertos, con un mundo alternativo,
mágico, más cercano a nosotros de lo que podríamos imaginar... al alcance de la mano, y sobretodo, y ante todo, el brillante mensaje de que la luz puede vencer siempre a la oscuridad.
* Todas las imágenes de este post han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de Internet.
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