martes, 19 de noviembre de 2013

SANTA MARÍA DE LA ALAMEDA Y LO QUE OFRECEN NUESTROS MONTES EN OTOÑO


Con la llegada y expansión del otoño, e intentando burlar las lluvias de esta imprevisible e inestable estación, se nos presenta un momento perfecto para disfrutar del campo, de los colores del monte y, para mí, una de las mejores oportunidades para hacer excursiones y senderismo, pues la belleza de nuestros parajes sobrecogerá a cualquiera.


Uno de mis lugares favoritos para pasear son los alrededores de la urbanización de El Pimpollar, más concretamente la zona del Molino Nuevo (nombre irónico ya que realmente la zona está coronada por un molino prácticamente en ruinas), rodeado de vegetación y el pequeño Río Cofio, que atraviesa esas tierras permitiendo la existencia de la fauna y flora que allí habita.


El Pimpollar está cerca del pueblo Santa María de la Alameda el cual está situado en la zona noroeste de la Comunidad de Madrid, a los pies de la vertiente meridional de la Sierra de Guadarrama y por tanto se presenta como una tierra montañosa y ganadera. Su término forma parte del Territorio Histórico de El Escorial: Monasterio, Sitio y Entorno Natural y Cultural —declarado Bien de Interés Culturalpor la Comunidad de Madrid, mediante decreto 52/2006—. También está incluido dentro del Paraje Pintoresco del Pinar de Abantos y Zona de La Herrería, espacio natural protegido, constituido en 1961.

Lo más curioso es que Santa María de la Alameda pertenece a la Dehesa de la Cepeda, el único territorio de la Comunidad de Madrid que no está integrado dentro del triángulo que forma la provincia. Se configura a modo de isla, entre las provincias de Segovia y Ávila, por lo que El Pimpollar forma parte de esta isla, alejada del resto del mundo, lo cual permite ese aislamiento que busca el montañista, ese alejamiento de la ciudad para quedarse solo entre la naturaleza y el campo.

Entre los varios núcleos de población que conforman Santa María de la Alameda, está Santa María La Estación, donde, desde la estación y a pocos kilómetros, se sitúa la urbanización El Pimpollar del que os hablo aquí, donde destaca la magnífica construcción del Puente Recondo, viaducto que se encuentra atravesando el río Cofio y que permite disfrutar de unas maravillosas vistas, además de hacer una ruptura del paisaje natural como un pedacito de historia  que la mano del hombre ha construido, de manera positiva.

Respecto al Cofio decir que se admite como río de montaña en la mayor parte de su recorrido y permite la formación de pozas de gargantas donde bañarse a lo largo de su curso. El gran paisaje medioambiental que mencionaba antes de este río nos permite disfrutar de una vegetación conformada por chopos, fresnos, sauces y alisos, así como también permite la supervivencia y florecimiento de la fauna avícola, piscícola, anfibia y reptil que habita en sus aguas y riberas.


Una de las cosas más habituales que se pueden hacer en esta época es la búsqueda de níscalos, deliciosas setas comestibles que son ideales para hacer un guiso con patatas, entre otros, calentito y que es mano de santo con este tiempo que tenemos.
Aunque es posible que no tengas suerte si ha llovido mucho y ha habido poco sol, merece la pena hacer el recorrido de búsqueda metiéndose monte adentro para intentar encontrarlas. Debido a toda esta gran riqueza que se nos ofrece gratuitamente a lo largo y alrededor del río, se han articulado rutas de senderismo que permitirán al transeúnte disfrutar de todas las maravillas que nuestros montes poseen.

Merece la pena arriesgarse y salir a pasar el día fuera, escapar de la ciudad y pasear bien abrigados, disfrutando de los colores del otoño, del murmullo tenue y constante del agua y de los saltos de las ranas, que a nuestro paso por la vereda del río, iremos observando si estamos atentos. 

También tendremos que compartir camino y monte con las vacas que andan sueltas por allí, y, por supuesto, si podemos esperar a que llegue la noche antes de irnos, contemplaremos un precioso cielo estrellado, que brilla como solo puede hacerlo aquel alejado de la contaminación lumínica de la ciudad.

Una escapada que merece la pena hacer y que, los amantes del campo, seguro sabrán apreciar. 



* Todas las imágenes de este post han sido hechas por Lucía Berruga Sánchez (L.B.)


2 comentarios:

  1. Quizas para mi no me parezca tan especial pero sin duda todo el mundo que ha venido se ha ido encantado. Una lastima q se acabo la temporada de niscalos. Pero sin duda un gran post para un tan pequeño pueblo

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    1. Pero eso es porque a veces estamos tan acostumbrados a lo que tenemos que no nos damos cuenta de lo positivo o bueno que es, pero para los que vamos esporádicamente es un sitio genial que ofrece un montón de posibilidades para desconectar del mundo y de la ciudad, por eso todos salen encantados y con buenos recuerdos de allí.
      Y muchas gracias por tu comentario Okami, como siempre ya sabes que eres bienvenido por aquí :) Me alegra que te haya gustado y ya repetiremos en cuanto se pueda.

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