Las mujeres se ponen al frente del último espectáculo del Circo del Sol con Amaluna y descubren al espectador un mundo nuevo
Hoy se cierra el magnífico
espectáculo Amaluna del Circo del Sol que ha estado en Madrid desde el pasado 6
de mayo hasta hoy, 21 de junio, ofreciendo un espectáculo nuevo centrado en
realzar la fuerza de la mujer y su femineidad, algo que ya viene determinado
por su nombre pues Amaluna proviene de la palabra en latín Ama (madre) y de la
palabra luna, simbolizando este último la representación de la mujer como madre
protectora del planeta.
Amaluna es una historia original
creada por Diane Paulus inspirada por diversos mitos griegos y noruegos, así
como por obras como La flauta mágica o la obra La tempestad, de William Shakespeare; así, encima del escenario se nos representará una isla guiada por
los ciclos de la luna y gobernada por la reina Próspera, quien invita a todas
las grandes diosas del mundo para celebrar la mayoría de edad de su hija Miranda. Con esta celebración es como comienza la historia, haciendo que gire en
torno a los ritos que honran la feminidad, la renovación, el renacimiento, el
equilibrio y el amor, ya que (como todos los espectáculos del Circo del Sol), se
va contando una historia que enlaza de forma sutil las acrobacias y partes del espectáculo que se
desenvuelven sobre el escenario. En este caso la historia que se nos cuenta y que da sentido a lo que estamos viendo es de amor, entre la
protagonista de la celebración (Miranda) y un valiente
joven desconocido (Romeo) que llega a la isla con sus compañeros tras un naufragio provocado
por una tormenta generada por Próspera. Sin embargo la historia de amor tendrá que pasar por distintas pruebas para probar que la pareja es fuerte y que pueden complementarse y lograr la armonía y la confianza entre ellos, y serán esas pruebas las que a lo largo del espectáculo fascinarán a los espectadores.
Con una producción en la que el
70% del reparto es femenino, el circo más maravilloso que yo he visto en mi vida
y que sigo desde que apenas tenía 14 años, se vuelve mujer y deja de lado la
testosterona predominante en otros espectáculos y se feminiza para rendir homenaje
a las féminas desde la admiración y el reconocimiento, centrado en demostrar que
El Circo del Sol puede convertirse en "una vía adicional para que la mujer
continúe su carrera profesional" desarrollada en Madrid bajo la gran carpa
blanca situada como otras veces en la Casa de Campo realzando la fuerza, la
belleza y la elegancia de la mujer, motivo por el cual muestran “una paleta lo
más amplia posible de mujeres en cuanto razas físicas y habilidades”; es por ello que en el show hay artistas con anatomías más maternales y redondeadas,
pero también esculturales gimnastas con físicos muy impactantes.
Impactantes
como los números que se suceden sobre el escenario, entre los acróbatas que
ascienden y descienden de la parte superior de la carpa y los artistas que
salen del suelo y del fondo del escenario, la magia de los trajes y la
caracterización de los personajes, así como la música en directo... todo se va
sucediendo de una forma mágica e increíble que hace que cada número pase como
un sueño, incapaz de despegar los ojos de todo cuanto pasa delante de ellos y
que, además, es incapaz de captar todo lo que está ocurriendo, ya que como en
un espectáculo de magia, mientras en una parte captan tu atención en otra se
está preparando lo que se va a dar a continuación.
Y realmente es
mágico, todo, yo me sentía como si estuviese en Nunca Jamás, la isla perdida de Peter
Pan, a la que nos han transportado sin saber cómo, pero donde no importa saber cómo hemos llegado, porque lo verdaderamente importante es que no queremos salir de allí.
Como ejercicios
destacaría todos por su hermosura y fuerza, pero si he de elegir escogería el
ejercicio sobre el tanque acuático por la flexibilidad de la protagonista, así
como por la magia y el juego que da el agua, que brilla con la luz en cada una
de las piruetas y salpicaduras que hacía la contorsionista sobre el tanque.
También el
número de la Diosa del Equilibrio, donde la artista construye un móvil hecho de
13 nervadura de hoja de palma, una oda increíble al equilibrio imposible de
creer si no fuese porque ocurre ante nuestros ojos con movimiento lentos y
respiraciones profundas que se suceden mientras la diosa va construyendo su castillo de naipes
flotante; una estructura sobrecogedora que se crea en un número que dura unos
10 minutos mientras todo el público contiene la respiración por miedo a
perturbar a la equilibrista.
Otro ejercicio
impresionante es el de Pole dance realizado por el joven enamorado, Romeo, que cuando
Miranda desaparece en la parte más elevada de la carpa él debe escalar el poste
para alcanzarla, realizando una representación de fuerza muscular, flexibilidad
y astucia.
Ejercicios impresionantes
sobre la barra con una gran destreza para mantener el equilibrio sin perder la
magia que caracteriza a cada uno de los números.
Por supuesto
como no hablar de los "payasos", la historia entre el capitán de los náufragos
y la cuidadora de Miranda, la hija de Próspera, que también será una historia
de amor bañada por la comicidad y el encanto para, sin palabras, contarnos una
auténtica historia que se entiende sin problemas gracias a la expresión
corporal. Ellos serán la distracción perfecta ya que cuando se meten entre el público
dan tiempo a planear todo lo que sucede en el escenario y retirar los
elementos del número anterior; son sin duda el enlace perfecto, los conductores de
la historia para que la armonía del espectáculo, siempre en clave de humor, no se
pierda en ningún momento.
Por último
pero no por ello menos importante destacar los vestuarios, que dan colorido y
caracterizan a los personajes; la diseñadora, Mérédith Caron, despliega
más de 130 trajes con 800 materiales distintos como cristales de Swarovski,
organza o cuero que se inspiran en trajes complejos y multidimensionales con un
estilo contemporáneo donde confluyen el este y el oeste del mediterráneo, así
como elementos que hacen referencia a Oriente y al estilo nórdico; todo dentro
de una isla misteriosa que crea a través de las ropas de sus artistas la
combinación entre la antigüedad y la modernidad de distintas culturas.
La música en
directo, propia de este circo, también está formado por una banda compuesta exclusivamente
por mujeres, cuyas canciones impregnan las actuaciones con ritmos de rock así
como latinos, introduciendo un sonido contemporáneo que, junto con las
poderosas voces en vivo, no nos dejan salir de ese mundo onírico que el Circo
del Sol consigue crear cada vez que lanza un nuevo espectáculo.
Impresionante,
espectacular, increíble, digno de ver y de pagar por verlo, aunque no es del
todo apto para todos los bolsillos… aún así las entradas se agotan en seguida y
viene gente de todas partes para poder verlo. Amaluna es el mejor que he visto junto con
Varekai y Saltimbanco, y con él creo que El Circo del Sol se ha vuelto a superar a sí
mismo, creando algo mágico, fascinante, que te atrapa y que no te deja salir,
incluso después de haberse roto el encanto tras pasar la enorme carpa blanca
una parte de nosotros sigue en aquella pequeña isla, rodeada por todos los que
la componen; habría repetido sin duda si hubiese podido, y espero que los que
hayáis tenido la oportunidad de ir lo disfrutaseis tanto como yo.
* Todas las imágenes de este post han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de Internet y todas las que poseen firmas pertenecen a sus autores, destacando al fotógrafo Javier Ortega Ponce, de cuyas fotos se ha hecho un mayor uso para ilustrar el artículo
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