domingo, 31 de mayo de 2015

LA COMEDIA "DAKOTA" DE JORDI GALCERÁN ASEGURA LAS RISAS EN EL TEATRO LARA


El humor es importante para la vida, es muy fácil disipar los problemas con unas cuantas carcajadas en buena compañía, por eso, si os gustan las comedias y estáis de acuerdo con la risoterapia como un excelente mecanismo para crear beneficios mentales y emocionales Dakota os está esperando en el Teatro Lara

Con solo dos funciones durante el mes de mayo y otras tres durante el mes de junio quedan pocas oportunidades para poder disfrutar de la historia de Hipólito Jarama (interpretado por Joaquín Murillo), un dentista bastante famoso que un día sufre un accidente de moto y a partir de ese momento empieza a tener sueños que predicen el futuro. El primero de ellos lo tiene mientras está en coma tras el accidente, sueño que más tarde se hará realidad, lo que hace que se obsesione con esos sueños y más cuando en uno de ellos aparece su mujer Laura (interpretada por Yolanda Blanco), besándose con otro hombre (Luis Rabanaque), por lo que, a partir de ese momento, el único objetivo de Hipólito será comprobar si el presagio de su inconsciente se cumple en la realidad.

La obra, escrita por Jordi Galceran y dirigida por Carlos Martín, es un texto lleno de guiños a la fina línea que existe entre la realidad y la fantasía, entre la lógica y la paranoia: una línea en la que habitamos todos y que, más de una vez, quizás por el hecho de ser humanos, hemos traspasado… motivo por el cual el espectador se siente involucrado con lo que pasa en el escenario. Todo enfocado desde un punto de vista cómico y entrando en la neurosis de un hombre que siente que todo se le desmorona cuando cree presagiar el futuro que se le avecina, hace que reflexionemos sobre las neurosis múltiples que sufre y a las que es sometido el hombre contemporáneo.

Como un chorro de agua que le cae en las manos y le resbala entre los dedos sin poderlo controlar, Hipólito intenta adelantarse a ese futuro que sus sueños le desvelan haciendo que también nos planteemos si el intentar evitar lo que él cree que va a suceder no empuja, precisamente, a que la situación soñada se haga realidad. Ya se sabe lo que se dice: huir del destino es ir a su encuentro, e Hipólito intenta tanto averiguar si su destino es como el de los presagios que sueña, que con su insistencia plantea si no provoca que el destino acabe encontrándolo.

Desde que la obra comienza el tono de humor está presente en el escenario, con el primer sueño en el que aparece uno de los personajes como un guardia civil; este personaje será el que siempre marque que Hipólito está soñando y creará un clima de buen humor y risas entre los espectadores solo con aparecer en el escenario, pues será el vaticinio de que algo nuevo se avecina. El actor que interpreta este papel, Francisco Fraguas, hace las delicias de la comedia, su interpretación es fantástica, dando frescura  y movimiento a la historia.

También son excelentes las escenas a tres entre Hipólito, su mujer Laura y Guillermo (el que Hipólito cree que es el amante), especialmente las conversaciones a solas entre Hipólito y Guillermo: conversaciones de gran comicidad en un constante tira y afloja donde uno quiere saber la verdad a toda costa y el otro no tiene ni idea de lo que se le está hablando y no sabe cómo salir de la conversación sin liarla, porque él no puede saber nada, al fin y al cabo todo era un sueño ¿ no? Conversaciones que derivan hacia el famoso teatro del absurdo por momentos saliendo rápidamente de vuelta a la comedia.  



No quiero desvelar mucho más de la obra pues merece la pena verla: el lenguaje chispeante, las situaciones divertidas y ese contexto de reflexión unido a la risa hacen que el espectador disfrute la obra de principio a fin. 

Los diálogos, así como el humor, son muy inteligentes y los cambios en el espacio-tiempo sin salir del escenario, gracias a la iluminación y  a la clara identificación que la obra permite hacer de cada uno de los personajes, hacen de la historia algo profundo con un ritmo que no decae en ningún momento. Ello también se debe a los diversos sobresaltos que se escenifican y que saben guiar al espectador por donde desea, sin dejarle que se pierda por el camino y consiguiendo sacarle risas constantes que amenizan y relajan los  momentos de tensión del escenario.

En definitiva: grandes interpretaciones y risas aseguradas en el Teatro Lara para los espectadores que vayan los próximos días 3, 10 y 17 de junio a verla y a disfrutar del buen teatro, y créanme, tanto disfrutarán, que no tendrán ganas de marcharse a casa.


* Todas las imágenes de este post han sido cedidas por la Agencia de comunicación Desde mi butaca comunica 


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