Lugares donde domir y restaurantes donde parar a comer: en la variedad está el gusto
Tras haberos hablado de todo lo que ofrece Londres, de los
lugares que se pueden ver y de los barrios y lugares imprescindibles para
pasear toca hablar de dónde comer y dónde dormir.
Nuestro hotel fue el Hotel Lidos, ubicado en el centro de
Londres a unos diez minutos a pie de la estación de tren y metro Victoria que
ofrece transporte directo al aeropuerto de Gatwick, el de la City (aeropuerto
en el que Easyjet debió dejarnos, aunque lo hizo en el de Heathrow, situado al
oeste de la ciudad y desde donde volver nos costó la gracia a los cuatro 76
libras, unos 95 euros).
En lo que respecta al hotel decir que estaba muy limpio, era
chiquitito pero agradable, mi hermana y yo ocupamos una habitación muy
chiquitita que daba al patio interior, las camas como veis estaban prácticamente
juntas y entre la cama y el baño había espacio justo para la puerta del mismo,
además no hay armarios, solo un mueble tipo colgador con varias perchas...
vamos, habitación europea. La de mis padres era algo más grande y tenían más
espacio pero daba a la calle por lo que hacía más calor pues le daba el sol (a
nosotros no nos llovió ni una sola vez y nos hizo muy buen tiempo) y si abrían
la ventana había ruido de la calle, por lo que les costó un poco acostumbrarse.
Para mí lo mejor del hotel era que las habitaciones estaban equipadas
con un set de té y café que venía muy bien para tomarse una infusión después de
la cena.
También me gustó mucho el desayuno que, siendo bastante
modestito y en un salón pequeño también pero muy luminoso, era tipo buffet:
tostadas y bollería, mermeladas, zumo de naranja o de frutas, te, café,
yogures, fiambre y cereales... muy bien la verdad para salir con energía, eso sí:
de siete a nueve de la mañana nada más, ya que allí comen a las 12:30-13:00. En
general muy bien, la verdad es que la atención muy buena y suficiente para
dormir y descansar de las largas caminatas, además del hecho de que el barrio era muy bonito, muy amplio y cuidado, muy limpio también: te daban ganas de volver.
Respecto a dónde comer os haré la ruta que hice yo, siguiendo
los lugares por dónde pasé: el primer día como os comentaba en el post anterior
no nos alejamos casi del hotel porque estábamos cansados y se nos hacía tarde
debido al percance con el vuelo, por lo que comimos en Nando's, cadena de
restaurante de origen portugués especializados en pollo: eligen el pollo y la
forma de comerlo (frito, en hamburguesa o en wrap), las especias (poco picante,
medio o muy picante) y los acompañamientos, donde recomiendo el puré de patata
(delicioso) y el arroz picante. Es curioso porque no te toman nota se pide en
barra todo y te traes las salsas que quieras, y ellos te lo sirven.
Mi padre se pidió una hamburguesa y nosotras tres un wrap,
estaba muy bueno la verdad, sin quejas, aunque la cerveza que nos pusieron era
flojita para mi gusto, y más con una comida tan especiada.
También pedimos humus de entrante que nos pusieron con pan de
pita, muy bueno, y una salsa en un frasco roja picante para mezclarla a nuestro
gusto con el humus y que le daba un toque estupendo.
Nuestra última noche allí (en la que paseamos luego por la
zona iluminada de Londres) también fuimos a cenar allí con dos amigas y pedimos
un combo de pollo que estaba muy muy bueno, se nota que es su especializad y
que este restaurante triunfa allí porque era miércoles noche y nos tocó esperar
para tener mesa.
Para cenar el primer día elegimos también cerca del hotel (este
tenía una calle al lado lleno de restaurantes) pues estábamos cansados entre el
madrugón, el viaje y el paseo del primer día.
Elegimos un restaurante italiano,
el O´Sole Mio, con camareros italianos que hablaban en italiano y eso le daba
como caché al sitio, pero nos sentaron en una mesa muy fría debajo del aire
acondicionado y nos tuvimos que cambiar, por no hablar de que tardaron media
hora en tomarnos nota y porque se lo pedimos nosotros.
El sitio, muy mono, y con una decoración bonita en las mesas
y en las paredes, tardo casi otra media hora en traernos lo que habíamos pedido
de entrante: una ensalada caprese, que en fin, para los cuatro trozos de mozzarella que nos trajeron creo
que podrían haber tardado un poco menos, aunque por lo menos estaba buena, aunque eso no es merito del restaurante claro.
Tras llevar más de una hora y media en el restaurante, cuando a mí ya se me había pasado hasta el hambre y me dormía sobre la mesa, nos
trajeron los platos que habíamos pedido, realmente pensé que llegaría frío o
algo porque había pasado otra media hora desde la ensalada y yo ya estaba
empezando a ponerme de los nervios, pero no, lo acaban de hacer y aunque estaba
bueno hay que decir que mis canelones con boletus y champiñón debían llevarlos
solo en el nombre porque ni los vi ni me sabía a ellos. Cabe decir que no
pedimos postre... no sé, la verdad es que con lo que cuesta comer de
restaurante en Londres (unas 18 libras, 22 euros, por persona entre plato y
bebida) no volvería ni a tiros. Mis padres les dejaron propina, pero yo no les
habría dejado ni la servilleta con la que me había limpiado... no sé si me
explico.
Quitando ese desafortunado lugares donde comimos sí se merecen muy
buenas opiniones.
El segundo día comimos en Camden, donde hay muchísimos
puestos de comida que se sitúan en la plaza, allí te van ofreciendo comida para
que la vayas comiendo y probando, compiten todos con todos y puedes encontrar
comida hindú, tai, china, mexicana... de todo tipo de verdad. Lo más gracioso
es que según va pasando la mañana sino lo han vendido van bajando el precio de
las bandejas (que suelen costar entre 5 y 8 libras) donde sirven la comida
llegando incluso a costar solo una libra. Allí te lo echan todo junto en las
bandejas según lo pides: brocolí, pollo, tallarines o fideos, eliges plato principal
y con que acompañarlo y luego te echan la salsa que elijas.
Es una forma rara de comer, hay que decirlo, y más raro es
dónde se come: motos, como lo leéis, asientos en forma de motos para sentarse
unos al lado de otros, hay muchos pero no son suficientes para todos los que
quieren comer allí y muchas personas comen sentados al borde del río que transcurre tranquilamente por allí.
Para pasar a verlo es sin duda, y además seguro que picáis
algo porque como ya os digo no dejan de ofrecer comida al transeúnte.
Aquella noche, aunque estábamos cansados, abandonamos las
cercanías del hotel y nos fuimos a cenar a Kensington, al Byron de Gloucester
Road, que promocionaba la hamburguesa Smoky, la nueva hamburguesa traída con
inspiración de los escenarios hamburgueseros de París pero con las influencias
del Sur estadounidense, y así trajeron la Smoky: queso cheddar ahumado, tocino
rallado, bacón, cebolla crujiente, lechuga, y salsa barbacoa ahumada al chili.
Mi
padre y mi hermana se la pidieron y la verdad es que estaba deliciosa: picaba
lo justo y estaba muy sabrosa, la pedimos junto a una ración de aros de cebolla
realmente deliciosos, así como una ración de patatas. De
entrante habíamos pedido una ensalada cesar que
estaba muy buena y nos gustó mucho a todos, con el pollo en su punto y una
lechuga muy fresca y crujiente. La verdad es que los platos que pedimos no decepcionaron.
Respecto a las demás hamburguesas mi madre se pidió la de chili
y se tiró un rato quitando jalapeños pues le resultó muy picante y eso que está
acostumbrado a tomarlo. Respecto a mí me pedí la de queso(imagen de la derecha): hamburguesa con
lechuga, tomate, cebolla roja y mayonesa, al que hay que añadirle un queso a
escoger entre: cheddar maduro, cheddar americano, ahumado, Monterey Jack, queso
azul o Emmenthal; yo por supuesto me la pedí con queso azul. Sin queja alguna
tampoco, estaban en su punto y muy buena. No pedimos postre porque nos llenamos, pero
hay que decir que la propina esta vez sí era merecida: estupenda atención de la
camarera, servicio rápido y, sobretodo, un gran producto.
El tercer día comimos en la zona de Notting Hill en La Casa del
Pescado, especialistas en Fish and chips famoso. Era un lugar muy agradable en
madera con mesas amplias y sillas cómodas, que encajaban en el entorno, tipo
barco, con fotos de pescadores en blanco y negro y detalles en azul y blanco
que le daban al lugar cierto aire marinero intachable y muy confortable.
Se podían elegir varios tipos de pescados en distintos
tamaños (pequeños, medianos y grandes) todos fritos con patatas menos el
bacalao que también se podía pedir a la plancha y así fue como se lo pidió mi
hermana.
Yo me pedí una merluza mediana frita que estaba deliciosa, y
también las patatas que lo acompañaban, tenías varios botes con salsa en la
mesa aunque cada plato iba acompañado por un vasito de salsa tártara que
permitía realzar el sabor del pescado.
Ciertamente comimos estupendamente y no nos extrañó que
tuviese un certificado de excelencia por Tripadvisor en 2014: buen servicio,
buena comida y un ambiente inmejorable para desconectar antes de volver a
empezar la marcha turística.
Esa noche cenamos nuevamente en Nando´s como os he comentado
antes, así que ya solo quedaba una comida antes de volver hacia Madrid. Sin
embargo en nuestra vuelta de Hyde Park al pasar por Kensington necesitábamos descansar
y tomarnos el café/té de media mañana para descansar un poco los pies y reponer
fuerzas, así que entre todas las que había (que eran muchas) elegimos una
cafetería de estilo romántico con grandes ventanales de cristal que nos gustó.
Tenía terraza pero entramos dentro, se llamaba sin mucho misterio La Creperia
de Kensington, pero tenía un premio a la excelencia de 2014 también por sus
creps y había una pareja comiéndolos... y claro, a mí se me empezaron a hacer
los ojitos chiribitas y acabé pidiéndome uno de plátano y chocolate con pepitas
de chocolate por encima... delicioso, para repetir la verdad.
Por fin llegamos a la zona de Victoria y buscamos un sitio
para comer de nuevo cercano al hotel para luego ir a por las maletas. Elegimos
el Loco Mexicano porque de pasar por delante habíamos visto los platos y tenían buena
pinta, la verdad es que los camareros eran muy bordes pero la comida estaba muy
buena.
Pedimos para entrar unos nachos típicos que estaban muy
buenos, pero en lo que acertamos de pleno fue en la ensalada que pedimos la
Monterey cheese anda cactus salad, estaba super buena, llevaba cactus que sabía
cómo el pepinillo en vinagre pero más suave y estaba super tierno, la “ensaladera”
era comestible, como una tosta que
acompañaba a la perfección con el resto de su contenido.
El plato principal fueron fajitas, yo me las pedí de pollo al igual que mi madre y mi padre,
aunque mi hermana se las pidió de gambas. Estaban buenísimas y me encantó como las
sirvieron: las fajitas por un lado en dos tandas en recipientes cerrados para
guardarlas en calor, y al lado de cada uno de los platos el contenido de las
fajitas en un plato caliente también para conservarlo y en otro las distintas
salsas para que lo combinases como quisieras. Por supuesto yo me pedí un
desperado para acompañar tan estupenda comida.
Como decía el servicio no era deficiente pero los camareros
no eran la alegría de la fiesta que dijéramos, y la verdad es que eso arruinaba
un poco el ambiente, pero la comida
estaba muy buena y la verdad es que no nos las terminamos pues las fajitas eran
muchísimas. A mí me encantó.
Y aquí termino mi ruta de restaurantes en Londres, como
veréis no os mentía: la variedad se extiende hasta en el tipo de comida, puedes
encontrar de todo por no hablar de todo lo que no he mencionado: comida china,
hindú, japonesa... un lujo para que no tengas problemas a la hora de elegir.
Comimos de todo y para todos: desde la comida típica inglesa del fish and chips
pasando por todos los mencionados.
Lo dicho: en la variedad está el gusto, idóneo para quien
tenga el paladar inquieto y le guste investigar y explorar... si eres de esos
Londres es tu sitio, no es una gran gastronomía pero desde luego se come bien.
Si vais a ir a Londres espero que este post os ayude a encontrar dónde comer y
descansar de las largas marchas que hay que hacer para poder verlo todo.
Ya quiero volver! Ojala pueda contaros más cosas pronto.
*Todas las imágenes de este post, exceptuando la del comedor del hotel que ha sido sacada de su página en Booking, han sido tomadas por Lucía Berruga (L.B.)
Pues me acaba de entrar un hambre atroz jajaja. La verdad que todo tiene una pinta excelente y si no fuera porque os habéis pasado el día de caminatas podríais haber vuelto con unos kilitos de más jejeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
PD: ¿Y lo del vuelo a que se debe? Me refiero, si te tienen que llevar a una aeropuerto y te dejan en otro ¿tienes que asumir tú el coste extra que te supone? Flipo en colores.
No me extraña :P Estaba todo estupendo :) Me alegra haberte abierto el apetito ^^
EliminarPues lo del avión realmente si, nos pusieron un autobús gratuito que nos llevaba al otro aeropuerto (y desde ahí había que llegar al centro que se tarda como media hora) pero se estimaban tres horas de camino de vuelta porque el tráfico en Londres es muy malo y entre la hora de retraso para salir de Madrid y la hora que nos tuvieron dentro del avión sin dejarnos salir en el otro aeropuerto mientras se decidía que se hacía.... pues es que perdíamos el día, por eso cogimos la vía directa, era una hora más y caro, pero al menos llegábamos al centro de Londres para comer.
Por supuesto no pudimos hacer reclamación por el dinero... porque el servicio lo dieron, pero vamos... que muy mal, no creo que volemos más con la compañia :S