“¿Qué cuándo pinto? Siempre.
Estoy pintando ahora, mientras lo miro y hablo con usted.”
La Fundación Mapfre vuelve a
lucirse y a ofrecer gratuitamente a su público una exposición del gran Sorolla
que, desde el pasado 26 de septiembre hasta el próximo 11 de enero de 2015 y bajo
el nombre de “Sorolla y Estados Unidos”, ofrece una nueva mirada sobre la obra
de nuestro artista español desde el gran triunfo que obtuvo como pintor en el
escenario artístico norteamericano en 1909,
tras haber alcanzado todos los grandes premios y honores a los que un pintor
español de su época podía aspirar.
Triste Herencia |
La exposición ofrece una
oportunidad única para contemplar una parte fundamental de la obra del pintor
valenciano fuera de las fronteras nacionales ya que Sorolla también se sintió
pintor internacional y explotó su faceta al máximo.
Sin embargo hay que decir que
antes de llegar a EE.UU. sus obras ya formaban parte de las colecciones
norteamericanas. Con algunas de estas obras es como comienza la exposición: con Puerto de
valencia de 1897 o ¡Otra Margarita! de 1893 que fue medalla de honor en la World's Columbian Exposition de Chicago. Esta obra, así como la de Triste Herencia,
ganadora del Gran Prix de la
Exposición Universal de París de 1900, son los mejores ejemplos del realismo
social de Sorolla orientado, como se ve en la
obras, hacia la realidad española desde una perspectiva crítica y
regeneracionista, con una clara denuncia de las desigualdades de la sociedad de
su época.
¡Otra margarita! |
Con este realismo social las obras de Sorolla se convirtieron en algo
que iba mucho más allá de una mera escena costumbrista; con él consiguió cruzar
nuestras fronteras y llegar a ámbitos internacionales, lo que le permitió
abrirse camino para el gran triunfo que le esperaba.
Tras estas
obras la exposición lleva al visitante hasta Huntington, el mecenas más
importante de Sorolla, con quien organizó una exposición retrospectiva en Nueva York que fue visitada por 160.000
personas y se vendieron 20.000 ejemplares. Huntington, a raíz del éxito, le
encargó un proyecto de decoración por la Hispanic Society of America, donde
Sorolla desarrollaría su visión de España mediante grandes paneles de distintas
regiones como España pintoresca. Segovia
o Aldeanos Leoneses de 1910 y 1907
respectivamente.
La reina Doña Victoria Eugenia de Battenberg con manto de armiño |
Gran parte de
la exposición consiste en los retratos pintados por Sorolla en EE.UU. y que
hizo por encargo; en total fueron 54 retratos de distintos y distinguidos personajes de la
sociedad norteamericana, pintados en sus viajes entre 1909 y 1911. El retrato
que hizo a la Reina Victoria Eugenia presentado en la exposición de Nueva York
de 1909 bajo el nombre "La reina Doña Victoria Eugenia de Battenberg con manto de armiño" ejerció una notable influencia en otras damas norteamericanas como Mrs. Charles B. Alexander o Frances
Tracy Morgan que también solicitaron sus retratos.
En su segundo viaje a EE.UU., en
1911, Sorolla muestra en sus retratos una mayor libertad compositiva respecto a
los de 1909, en estos retratos destacan las pinturas al aire libre y en ellas
se podrá ver como nuestro artista juega virtuosamente con los efectos de las
superficies bañadas por la luz. Entre estas obras destaca el Retrato de Louis
Comfort Tiffany, a quien conoció en la exposición que hizo en la Hispanic
Society of America, ejecutado con la libertad de un pintor que retrata a otro y
en el que se plasman los infinitas tonalidades del jardín en el que este se
encuentra. Buena parte de estos retratos están determinados por la psicología
del personaje, por lo que se podrá apreciar matices nuevos como la altiva
delicadeza de Mary Lillian Duke o al indeciso Mrs. Gratwick.
Retrato de Louis Comfort Tiffany |
Sin embargo y a pesar de la
exquisita calidad de sus retratos y de la importancia que adquirieron, Sorolla
no se consideró a sí mismo un pintor de retratos ya que el artista se sentía
más libre al retratas a miembros de su familia, para él era fundamentalmente plasmar
el carácter del modelo pintándolo muy rápido y en una pose en la que no
perdiera frescura, algo que en la intimidad le era más fácil que en los
retratos por encargo que tenía que hacer. Entre sus obras destaca las pinturas
que le hizo a Clotilde, su mujer, como la de Clotilde con traje blanco o
Clotilde sentada en un sofá (imagen de la izquierda).
La gran ciudad neoyorquina y la gran
cantidad de detalles que había en la misma hicieron que Sorolla se sintiese
sugestionado e hiciera composiciones
espontaneas sobre cartones que se usaban en las lavanderías de los hoteles.
Este tipo de arte muestra la fascinación del pintor por los enfoques
contrapicados inspirados en la altura de los rascacielos, además de dejar a la
vista la clara influencia que la
fotografía tuvo sobre su obra. Entre las obras destaca la de La plaza de la Grand Army desde una ventana del hotel Sovoy (imagen de la derecha)
Otra parte de la exposición es la
de Paisajes y Jardines. La pintura de paisajes es un género fundamental que se
desarrolla en paralelo a la consolidación de Sorolla como artista; a pesar de
la influencia del paisaje renacentista se ve en sus obras la necesidad del
artista de reflejar un lugar determinado en un momento concreto: modernísimos
enfoques con la calidez de la luz y la solemnidad de la arquitectura
castellana. En 1908 al viajar a Andalucía crea cuadros que muestran un Sorolla
introspectivo y melancólico que se deleita en transmitir el rumor del agua o la
esencia de las flores lejos de los tópicos folcloristas típicos y que él
detestaba.
Las obras de esta sección son
preciosas todas y es complicado elegir solo una para poneros, pero creo que me
quedo con la de Idilio entre flores (imagen de debajo), de 1904, donde la luz, la pincelada y el
color claro hacen de la obra un lujo para contemplar. Aunque hay alguna otra obra más tirando a lo arquitectónico también
muy destacable como Jardín del Alcázar de Sevilla y Palacio de Carlos V. Alcázarde Sevilla.
Además de los jardines en su
series de paisajes destacan las Escenas de mar y playa donde Sorolla hizo
investigaciones lumínicas y coloristas como El bote blanco de 1905 (imagen de debajo), realizada en
Javea, donde muestra sus maestría al registrar la luz reflejada en los dos
cuerpos dentro del agua, lo que marca un importante punto de inflexión en la
obra del artista y es celebrada por los críticos del arte contemporáneo.
En el verano de 1908 Sorolla
produce en las playas de Valencia la mayor parte de las obras que presentará en
EE.UU. al año siguiente; sus obras, en las que las niñas con batitas de baño y
los niños desnudos disfrutan del agua ajenos a cualquier presencia, fueron
interpretadas como la máxima expresión de una pintura que cantaba a la vida, a
la unión inmediata del ser humano con el agua, la tierra y el sol.
Una de las obras más bonitas de
esta sección es la de Tres hermanas en la playa, de 1908, (imagen de la izquierda) y la de Corriendo en
la playa, también de la misma fecha. (imagen de debajo). Esta última obra es muy significativa de
cara a la exposición ya que, cuando Sorolla la expuso en Nueva York en 1909
Henry E. Huntington, primo de su mecenas, lo adquirió por 5.000 dolares. Se
cree que Sorolla, para complementar la compra, le regaló varios de los dibujos
preparatorios a esta preciosa obra; estos dibujos se presentan en la exposición
como una primicia ya que no se habían mostrado nunca al público puesto que
fueron descubiertos al hilo de la importante investigación que se llevó a cabo
con motivo de la muestra que se presenta.
Desde luego la exposición merece
la pena visitarla, aunque os recomiendo ir con tiempo, en especial para la cola
pues hay mucha gente para verla ya que, al ser de tanta calidad las obras y de tan alto
renombre el autor de las mismas, hace que la
gente (unido a que es gratis) no se lo quiera perder. Pos supuesto sigue estando el Museo Sorolla de Madrid con una
exposición permanente de gran cantidad de sus obras, sin embargo esta es la
primera vez que ofrecen al visitante la otra cara del artista como pintor
internacional, lo que convierte la oportunidad de visitarla en única.
No os la perdáis, si podéis escaparos a verla que aun estáis a
tiempo de poder ir, así que hacedlo porque, de verdad, Sorolla es, como bien cita la exposición,
“un pintor de mañanas luminosas y enérgicas brisas saladas”; es necesario, por tanto, ver su obra y el gran legado que dejó al mundo.
* Todas las imágenes de este post han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de Internet
Tengo pendiente esta exposición, antes de que la quiten, sí o sí, tengo que ir a visitarla, he pasado un par de veces por allí, pero como iba muy pegado de tiempo he preferido dejarlo para un día en que pueda disfrutarla como se merece.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Pues merece muchísimos la pena, de verdad que si puedes tienes que ir!!
EliminarUn abrazo :)