jueves, 4 de julio de 2013

LUMA, CIRQUE OF LIGHT, PORQUE "LAS MEJORES COSAS OCURREN EN LA OSCURIDAD"

Ayer, 3 de julio de 2013, a apenas cuatro días para que LUMA, Cirque of Light, el espectáculo de luces y de color que se está celebrando en el Teatro Caser Calderón, cierre sus cortinas y se marche a otra parte, fui a verlo con mi pareja y quiero contaros qué tal me fue.

Lo primero que debería decir es que yo no iba nada convencida al espectáculo y fui más porque mi chico quería verlo y como en Groupalia (ya sabéis que soy aficionada a sacar descuentos de ahí) salió una oferta para que la entrada saliese a 16 en vez de a 30 euros por persona, pues quiso ir y me invitó. Fui yo quién le enseño la oferta porque sí que me llamó la atención, pero tras ver el trailler o promo que hicieron para presentarlo comprendí que no era nada del otro mundo y no me apetecía mucho, pero él se empeñó y como hay que verlo y probarlo todo pues allá que fuimos. Lo cierto es que la gente ha salido muy decepcionada y si leéis los comentarios se os quitarán las ganas de ir, pero yo tampoco sé que se esperaban estas personas porque, como decía, si se ve el trailler se puede apreciar que, aun siendo bonito, no vas a salir alucinada ni fascinada. Yo fui con expectativas normales y la verdad es que se me hizo corto, en general me resultó entretenido, bastante logrado y con calidad para un espectáculo sencillo que solo llevaban a cabo siete bailarines.


Su lema o eslogan era muy bueno: “Las mejores cosas de la vida ocurren en la oscuridad.” Se presentaban como aquel recuerdo de la infancia en el que todos hemos jugado bajo las sábanas con una linterna, agitado una bengala o contemplado con felicidad las velas de nuestras tartas de cumpleaños. Fomentan la fascinación por el uso de la luz tanto en adultos como en niños y hacen un espectáculo para ambos, no diría que más para niños pero sí que para que ellos salgan emocionados; por ello también se venden a la salida algunos objetos luminiscentes para que los niños tengan un recuerdo de la misma.

El espectáculo se basa en la combinación de diferentes disciplinas físicas desde ejercicios de acrobacias y baile de salón como el tango, hasta ejercicios de gimnasia rítmica… todo ello usando solo la luz a través de la alta tecnología. Los bailarines, de negro para que no se les viese, usaban objetos llenos de luz que servían como un pincel sobre la oscuridad para hacer dibujos, siluetas y crear movimiento en el aire dando un toque mágico al escenario con estas manifestaciones artísticas nacidas de las sombras, y siempre, todo ello, acompañado de música acorde a los movimientos y temas representados sobre el mismo.

Los artistas invisibles produjeron un remolino de luz lleno de colores vivos y mezclando contrastes como colores cálidos (rojos) y colores fríos (azul), abocaban a la naturaleza y una de las mejores partes fue cuando, con una música que traía a la mente la vida submarina del mar, los bailarines representaron animales como tiburones, conchas o medusas brillantes flotando en un mar oscuro, así como formas acuáticas muy relajantes como burbujas. Aunque para mí la mejor parte fue en la que una bailarina marcando solo su silueta con luces azules hizo un ejercicio de gimnasia rítmica con una cinta también en azul y con la canción de Crystallize, de Lindsey Stirling, de fondo.

Un gran punto a favor del espectáculo fue que usaban cosas de nuestra vida cotidiana como abanicos o paraguas que se abrían y cerraban rítmicamente al compás de la música, con los que introducían la luz en nuestras vidas.
Lo mejor de la luz ante la oscuridad es que, con el movimiento, creaban remolinos, círculos y líneas de colores con los que acompañaban sus movimientos llenándolo todo de luz en constante movimiento que fundía unos colores con otros… y, como digo, todo ello acompañado de la música que le daba el toque justo que necesitaba de la mano de compositores como Rossini y Aaron Copland

Respecto a los protagonistas de dicho espectáculo, los bailarines, decir que tuvieron gran coordinación de movimientos, sabiéndose adaptarse a los ritmos y a los materiales que usaban; tuvieron números flojos, muy suaves con los que era hasta difícil emocionarse, sosos, pero no fueron los más y como números fuertes destacar aquellos con más ritmo musical donde el uso de las figuras geométricas convertibles creaban una bonita composición visual. Un espectáculo que en general transmitía emotividad y era divertido en ciertas ocasiones y que, sin ser nada del otro mundo, se dejaba ver y entretenía a los espectadores ganándose sus aplausos.

El autor, Michael Marlin, tuvo la idea para este tipo de espectáculo al ser testigo del impacto de la inmensidad de la Vía Láctea durante una excursión al desierto de Arizona. Allí se dio cuenta de que la humanidad, con la búsqueda de luz, se había alejado de ella y decidió crear este tipo de espectáculos que se estrenaron de su mano con Starlight y, ahora LUMA. 


Un show del que se dice que está en constante evolución y en el que Marlin lleva trabajando desde 1988. LUMA se ha convertido en una gira internacional que ha pasado por Japón, India, Venezuela, Escocia, Italia y Holanda y que ahora, en cuatro días incluyendo hoy, se despide de Madrid para seguir asombrando al público del mundo con su enfoque innovador y creativo.  

Sinceramente yo no volvería a pagar por verlo, me ha gustado, lo he disfrutado hasta cierto punto, creo que es algo que hay que ver alguna vez en la vida pero desde luego asombrada no me quedé. Bonito, hasta cierto punto emocionante exceptuando alguna que otra interpretación de relleno, y agradable, este espectáculo de 90 minutos (en mi caso de 75) creo que ha pasado por Madrid con más pena que gloria, aunque yo creo que, como todo, ha de verse y disfrutarse dentro de lo que se te ofrece.
Es para ir sin altas expectativas y pasar un rato agradable acompañado de luces y buena música. 


* Todas las imágenes han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de Internet.


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